domingo, 23 de agosto de 2009

Apuntes paranóicos y algo negros sobre la frontera

por Gabriel Valtierra


I

ADVERTENCIA

El siguiente texto ha sido escrito por una mentalidad agudamente paranoica y obsesiva compulsiva, con mucho de tendencia hacia la autodestrucción, la mitomanía y que todavía se atreve a jugar con estos elementos literariamente. Las opiniones aquí expresadas no buscan hacer un bien ni un daño a la humanidad sino todo lo contrario. Cuando se usa la palabra frontera nos referimos en concreto a San Luis Río Colorado, Sonora, México, que es la única frontera que más o menos conocemos.

INTRODUCCIÓN

yo no deseaba caer en el tan trillado asunto de escribir directamente sobre lo que significa vivir en la frontera y sin embargo lo voy a hacer. Déjenme explicarles rápidamente el por que no quería hacerlo y después el por que resolví que siempre sí. No deseaba poner por escrito nada que tuviera que ver con mi lugar de origen, al menos profusamente, porque estuvo y está de cierta manera de moda. Muchos escritores fronterizos se complacen en esa denominación de origen, convirtiéndose en especímenes para los sociólogos (en su biografía, en sus bodrios), pero con un casi nulo valor literario en esa mierda que vomitan y que ellos llaman novelas o cuentos. Estoy diciendo que navegan con esa bandera y que se presentan en todos los congresos, ferias del libro y tertulias, sin otra cosa qué ofrecer. Ocurrió lo mismo con los cubanos y los brasileños –pero a nivel sexual– entre las americanas rubias, a las que de pronto dejaron de gustarles los mexicanos y entendieron que el latino sabroso no era aquel moreno que gustaba de las rancheras, sino el caribe y en general el de descendencia afro, puertorriqueña incluida. Y así como los cubanos y demás se empeñan en explotar su acento y su baile e inventar historias fabulosas que les ocurrieron cuando todavía vivían en sus tierras natales, con el sólo fin de meter la pinga lo más posible cuando están en Norteamérica; así, el escritor fronterizo se presenta como un tigre dientes de sable que se considera valioso por su exotismo, olvidándosele que primero debe aprender a escribir. Por lo mismo este asunto de disertar largamente sobre la frontera: cada nuevo documento (mal escrito) le asegura una invitación en el siguiente acto por venir. Aunque existen plumas dignas por estos lares, a la mayoría de los escritores fronterizos nos hace falta técnica y originalidad, y aquí surge el quid del asunto: yo no quería repetirme y deseaba no caer en los males que ya anuncio. Sin embargo decidí escribir sobre la frontera porque le dije a la escritora argentina Georgina Rôo , que lo haría.

LA FRONTERA

A mí me gusta más estar en la frontera, porque la gente es más sencilla y más sincera, me gusta como se divierten, como llevan, la vida alegre, positiva y sin problemas.
Aquí es todo diferente, todo, todo, es diferente, en la frontera, en la frontera, en la frontera.
A mí me gusta más estar en la frontera, porque la gente es más feliz y siempre espera, vivir mejor, estar mejor y se supera. Y todo logran porque aquí la gente es buena.
Aquí es todo es diferente, todo, todo es diferente, en la frontera, en la frontera, en la frontera. ¡Ah!
La gente no se mete en lo que no le importa, todo respetan cada quien vive su vida, lo más hermoso de la gente en la frontera, es que la gente cada vez es más unida.
Etcétera...
-Juan Gabriel


Acusar a Juan Gabriel de mentiroso por su canción “La frontera” me parece demasiado porque ha cantado cosas como las siguientes: “Una mujer rechazada es más peligrosa que un animal salvaje ”, pero sí puedo señalarlo de ser parcial. Por supuesto que la letra es unainvitación a ver la vida a través de la puerta de cantina de un antro fronterizo donde un jotito baila música disco, con las nalgas bien paradas, sin importarle el qué dirán, primera ventaja sustancial del límite entre México y los Estados Unidos respecto al resto de poblaciones del país: en especial las rurales, que ya las ciudades, son otra cosa. Este gay retro de la melodía por supuesto que no lee los periódicos ni tiene grandes problemas en la existencia. Anda en la veintena y lo único que le importa es que esa última parte siempre se respete: “La gente no se mete en lo que no le importa, todo respetan cada quien vive su vida”. ¿Para qué meterse en complicaciones? En la frontera todos somos alegres, trabajadores y dejamos que la gente haga de su culo un papalote.
Mi visión de ella es distinta, of course.


Este ensayo fue publicado por entregas
en los números 5, 6, 7, 8 y 9.




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1 La escritora ni me conoce. Nada más porque la leí, miré una foto de ella y se me hizo guapa le mando correos buscando llamar su atención.
2 “La gitana”.

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